Manteca de karité

El karité es un árbol de hasta 15 metros de altura. Procede de las sabanas arbóreas del oeste de África. Este árbol puede vivir hasta 300 años y el diámetro del tronco puede medir hasta un metro.   

Árbol del karité.

Posee unos frutos similares a las nueces, que una vez maduros, se dejan secar y se prensan en frío para obtener la llamada manteca de Karité. 

Manteca de karité.

En África, este árbol tiene dimensiones casi místicas, son las mujeres las únicas que pueden recolectar y manipular el producto, por lo que es un comercio exclusivo de mujeres.

La manteca de karité es un excelente protector solar, ayuda a proteger la piel de las radiaciones UVB y UVA y otorga un bronceado de larga duración. También protege nuestra piel del viento,  del frio y de los cambios bruscos de temperatura. 

Funciona en todo tipo de pieles, incluso para las más sensibles ya que tiene propiedades anti-irritantes y calmantes.

Para las pieles estropeadas, tiene propiedades regeneradoras. Suaviza, repara y devuelve la elasticidad y la luminosidad a las pieles más secas.  

También va genial para pieles grasas ya que es una sustancia no comedogénica. ¿Qué quiere decir esto? Que su aplicación no obstruye los poros, por lo tanto que no va a favorecer la salida de imperfecciones en la piel de nuestro rostro: granitos, epinillas, puntos negros…

En el mercado hay una gran variedad de productos que cuentan, entre sus componentes, con este ingrediente. Yo os recomiendo esta línea si además queréis colaborar con el Comercio Justo. 

Podéis informaros un poquito más pinchando en la imagen.

Línea Ecobeauty.